Como sabéis, se va acercando el fin de curso y con él el
final de LA COLUMNA TORCIDA y las cuatro chicas que formamos parte de este blog
pronto nos despediremos.
Por mi parte este es mi último post, así que cuando me
estaba planteando que noticia comentar, me he dado cuenta de que
indiscutiblemente tocaba filosofar sobre el impacto de internet en nuestras
vidas.
En mi opinión, lo que convierte internet en algo tan
absolutamente mágico y adictivo, es la oportunidad que otorga a cualquier
persona en cualquier lugar del mundo a compartir su historia con miles de
personas, repartidas por el globo y de manera casi inmediata.
Internet hace este mundo un lugar más pequeño, porque no acerca
personas, acerca almas y une sentimientos.
Desde siempre han existido campañas sociales que, gracias a
un artículo de prensa o un documental en televisión movían a millones de
personas a luchar contra una situación injusta.
Pero, ¿qué sucede cuando esa injusticia afecta a una persona
anónima sin posibilidad de defenderse? ¿Qué sucede con esas pequeñas historias
que no tienen apoyo de los medios?
La red ha conseguido promover campañas que han salido de
desconocidos, sin recursos y sin posibilidades de lanzar su mensaje y que han
conseguido el apoyo miles de personas anónimas.
Os cuento el caso de Laura, una joven trabajadora de una tienda Mango en
Madrid. Su historia ya es un hit en España a
través del vídeo que ella misma ha subido a la plataforma YorTube
y que corre como la pólvora en las redes sociales.
Según ella misma cuenta, el pasado viernes comunicó a sus jefes que estaba
embarazada. Unas horas después, la empresa le comunicaba su
despido. Al parecer, su encargada le había recomendado que se
marchara voluntariamente. Le dijo que estaban contentos con ella y que cuando
naciera el bebé la volverían a llamar.
Su hermano lanzó una petición en Internet al director de Responsabilidad
Social Corporativa de Mango, para que readmitiesen a Laura. Una demanda a la que ya se
han sumado más de 16.000 personas.
Pero no todas las historias que se comparten en la red son
tan hostiles… Internet ha servido como plataforma a jóvenes talentos que han
alcanzado la fama tras colgar sus videos. Uno de los más populares el de Justin
Bibier, fenómeno fan adolescente cuyos vídeos caseros grababa y subía su madre
a youtube.
Pero yo, en mi línea hiper-sentimental, os cuento una
historia más romántica y casera. La de un novio enamorado que quería pedir la
mano de su novia de una forma así de especial:
Isaac sentó a su novia e el portamaletas de su coche, e instaló al milímetro
un par de cámaras. Entonces comenzó el espectáculo. El coche arrancó y familia
y amigos de la pareja aparecían ante Amy cantando como mimos el 'temazo' 'Marry you'.
Todas las apariciones, la coreografía de los personajes que van desfilando
ante el maletero del coche de Isaac -que circula a 8 kilómetros por hora,
aproximadamente- queda registrado en el vídeo en una especie de lip dub que
hace furor. No es para menos, unas sesenta personas, al parecer centrales en la
vida de la pareja, aparecen en el vídeo. Al final, es
el propio Isaac quien aparece en un pasillo formado por majorettes para pedir
matrimonio a su amada.
Por cierto, Amy aceptó, por descontado. Se casarán el año que viene.
Lógicamente
existe la otra cara de la moneda, personas que se han metido en problemas a
casusa de fotos, videos y comentarios personales publicados en internet. Pero
como esto es una despedida, me quedo con las historias bonitas, ya que internet
nos ha acercado a vosotros y nos ha permitido contaros cosas todas las semanas.
Lo malo,
tendrá que esperar a otro blog…